Dolor oncológico
El dolor es un síntoma muy frecuente en el paciente oncológico, apareciendo hasta en el 90% de los pacientes. En el momento del diagnóstico de cáncer, entre el 30-50% de los pacientes presentan dolor, que en las fases avanzadas de la enfermedad puede llegar al 70-90%. En los pacientes con cáncer avanzado, el 70% de los dolores tienen su origen en la progresión de la propia enfermedad, mientras que el 30% restante se relaciona con los tratamientos y patologías asociadas.
Las principales causas del dolor oncológico son:
- La invasión tumoral (70%), por ejemplo, invasión de estructuras óseas, invasión de elementos vasculares o nerviosos, obstrucción intestinal o la infiltración de vísceras huecas.
- Procedimientos diagnósticos y terapéuticos (20%), entre los que cabe mencionar las intervenciones quirúrgicas, los efectos secundarios propios de la quimioterapia y/o de la radioterapia
- Síndromes inducidos por la neoplasia (<10%), como son los síndromes paraneoplásicos.
- Otras causas extraoncológicas, como la artrosis, la osteoporosis, la cardiopatía isquémica, el infarto de miocardio, etc…
El dolor oncológico se puede aliviar. Gracias a los tratamientos actualmente disponibles, el dolor oncológico se puede controlar en más del 95% de los casos. Un buen control del dolor suele ser el resultado de un cuidadoso plan que ajusta la intervención en función de las características de cada circunstancia y cada paciente.
Tipos de dolor oncológico
Somático: Consecuencia de la afectación de órganos densos como huesos, músculos y tejido celular subcutáneo. Se caracteriza por estar localizado en la zona afectada; incrementarse con la presión de dicha área; ser sordo y continuo (aunque pueden presentarse exacerbaciones temporales en su intensidad). El mejor ejemplo de dolor somático en paciente con cáncer es el dolor producido por una metástasis ósea.
Visceral: Producido por estimulación de los receptores de dolor a nivel de las vísceras, como pulmón, intestino, hígado y páncreas. Es una de las formas de dolor más frecuentes.
Dolor neuropático: El dolor producido como consecuencia directa de una lesión o enfermedad del sistema nervioso central o periférico. Este hecho hace que englobe múltiples patologías y un espectro clínico muy amplio con signos y síntomas que difieren en pacientes distintos. Es frecuente en el paciente oncológico y puede estar causado por el propio tumor, por su tratamiento o por enfermedades relacionadas.
Dolor irruptivo, episódico o transitorio: Exacerbación transitoria, de alta intensidad y corta duración (menos de 20-30 minutos) que aparece sobre la base de un dolor estable y persistente.
Tratamiento OnelifeCenter para el dolor oncológico
Cuando los pacientes reciben el diagnóstico, generalmente se sienten abrumados con la información y necesitan dar respuesta a numerosas preguntas para calmar su incertidumbre, en definitiva, necesitan ser guiados en el ¿y ahora qué tengo que hacer?. Con respecto a los niveles de actividad física se tiende a pensar en lo que han hecho, pero se habla poco de lo que pueden hacer.
La nueva interpretación se basa en lo que es capaz de hacer el ejercicio físico en el paciente oncológico, cómo puede trabajar el ejercicio para la persona y es que muchos de los retos psicológicos y fisiológicos para enfrentar el cáncer se pueden prevenir, atenuar, tratar o rehabilitar a través de la realización habitual de ejercicio.
Los pacientes padecen cáncer, en este momento, pero no son cáncer. Impulsarles para que sean protagonistas activos de su salud y encontrar cuál puede ser su motor para empezar a moverse, es nuestro reto.
El ejercicio físico en el paciente oncológico es clave tanto en la prevención como en el tratamiento del cáncer y su posterior recuperación. Está científicamente demostrado que el ejercicio correctamente prescrito puede realizarse sin riesgo durante los tratamientos y después de ellos mejorando la calidad de vida, la fatiga, el estado de ánimo del paciente y el pronóstico de la enfermedad.
Como dijo Prue Cormie, de la Universidad Católica Australiana y co-autora de alguna de estas investigaciones “Realmente estamos en una etapa en que la ciencia nos dice que el retener a los pacientes de cáncer de hacer ejercicio puede ser dañino porque sabemos que la gente que realiza ejercicios regulares experimentan efectos colaterales menores o menos severos en sus tratamientos, como la fatiga vinculada al cáncer, el estrés mental o la calidad de vida. Los ejercicios son la mejor medicina que una persona con cáncer puede tomar además de sus tratamientos estándares contra el mismo”.
Ahora bien, es preciso ajustar adecuadamente su intensidad, duración, frecuencia semanal y tipo de ejercicio al estado general de cada paciente.
Es por ello que, en OnelifeCenter hemos creado una Unidad de Ejercicio en Oncología, dirigida por un equipo de Licenciados en Actividad Física especializados en Cáncer, para acompañar y guiar de forma individualizada a estos pacientes en su proceso, respetando de forma rigurosa y responsable las directrices científicas de entrenamiento consensuadas internacionalmente.
El componente psicológico del dolor oncológico es un factor relevante a tener en cuenta en su tratamiento. El dolor oncológico produce un gran impacto en la vida de los pacientes con cáncer, que se manifiesta por la sensación de cansancio permanente, disminución de la capacidad de trabajo, percepción de minusvalía para desplazarse, falta de interés por el entorno y sentimientos de aislamiento del mundo, dando todo ello lugar a la pérdida de la interacción familiar y social. Los profesionales de esta unidad trabajan tanto el componente cognitivo como la esfera emocional que afecta a este padecimiento, incorporando herramientas como intervenciones cognitivo-conductuales, meditación y mindfulness, entrenamiento neurocognitivo, higiene del estrés y del sueño, entre otras.
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