CLASIFICACIÓN DE LAS CEFALEAS EN BASE AL PERFIL TEMPORAL
Clasificación de las cefaleas según Rothner
1. Cefaleas aguda: episodio de dolor aislado sin historia previa de proceso similar. Ante un dolor de cabeza puntual sin antecedentes de cefaleas previas hay que pensar, en primer lugar, en un cuadro infeccioso de vías altas, habitualmente vírico, que no debe dificultar descartar otras patologías no tan frecuentes, pero tampoco raras, como podría ser una contractura de la musculatura cervical, un golpe de calor, un síndrome postraumático, una alteración metabólica, un síndrome premenstrual, una intoxicación por tóxicos, fármacos o conservantes o un primer episodio migrañoso.
2. Cefaleas agudas recurrentes: episodios agudos de dolor separados por intervalos libres. La migraña y la cefalea tensional episódica son las formas más frecuentes de cefalea aguda recurrente. Otras posibles causas, aunque mucho más raras, como la cefalea producida por la tos y/o el ejercicio y la causada por apneas obstructivas del sueño, entre otras
3. Cefaleas crónicas no progresivas: dolor que se presenta diariamente o muy frecuentemente y de intensidad leve o moderada no asociado a síntomas de afectación neurológica. El diagnóstico más frecuente con este perfil temporal es la cefalea tensional crónica. Mucho menos frecuentes son la migraña crónica o el estatus migrañoso, la hipertensión intracraneal benigna, la cefalea postraumática, la sinusitis crónica o las causadas por trastornos visuales o al abuso de analgésicos.
4. Cefaleas crónicas progresivas: evolución progresiva del dolor en frecuencia y / o intensidad. Son los episodios de cefalea más alarmantes.
5. Cefaleas mixtas: combinación de algunas de las anteriores, especialmente la aguda recurrente y la crónica no progresiva.
Cefaleas Primarias:
1. Migraña sin aura
La migraña es la causa de cefalea más frecuente, tanto en la edad pediátrica como en la adulta. Su prevalencia se incrementa con la edad y la distribución entre sexos, propia de la edad escolar, tiende a predominar en el sexo femenino, lo que se hace evidente en alcanzar la pubertad.
Las migrañas afectan entre el 3% y el 6% de la población infantil y las migrañas sin aura representan el 80-85% de las formas de migraña en edad pediátrica.
Para la evolución cronológica, las crisis migrañosas se pueden dividir en tres fases: pródromos, cefalea y postcefalea. Los pródromos preceden la cefalea unas 24 horas. Los síntomas, no específicos pero bastante estereotipados, pueden ser identificados por los padres: cambios de humor (euforia, depresión, irritabilidad, apatía), anorexia, palidez, bostezos, ansiedad por la comida, sed excesiva, etc.
La segunda fase es la cefalea propiamente dicha. El dolor se suele manifestar progresivamente: la intensidad inicial se incrementa durante la hora siguiente. La duración suele ser menor que en el adulto y en los niños más pequeños puede no exceder de 60 minutos. Es un dolor predominantemente vespertino en los niños más pequeños, de predominio al mediodía en los adolescentes jóvenes y tiende a asumir la presentación matutina (más típica del adulto) en los adolescentes mayores.
La localización unilateral se recoge en el 25-60% de los casos, especialmente en niños mayores y adolescentes, pero es más frecuente la localización bilateral, bifrontal o bitemporal- en niños más pequeños. Si el dolor es habitualmente occipital es necesaria una valoración más precisa ya que no es característico de la migraña en la infancia. El carácter pulsátil constituye un criterio mayor presente en el 50-60% de los casos. La intensidad es moderada-grave y se suele agravar con la actividad física.
Entre los síntomas asociados incluyen náuseas, vómitos, dolor abdominal, palidez cutánea y aspecto ojeroso. La fotofobia y la fonofobia se pueden deducir en niños pequeños por su actitud durante el episodio. A diferencia del adulto, los vómitos soliendo ser más precoces, intensos y copiosos.
2. Migraña con aura
Comprende el 18% de los pacientes migrañosos. Predomina en edades más tardías: 3- 5% en la niñez y 10-20% en la adolescencia. El aura suele aparecer unos 30 minutos antes del inicio del dolor pero también lo puede hacer una vez iniciado. La más frecuente es la visual (pérdida de visión central, patrones caleidoscópicos, fotopsias). A veces, refieren otros síntomas no visuales, como sensación de hormigueo en la cara y las extremidades, pérdida de fuerza en las extremidades y, incluso, dificultad para hablar o entender.
El siguiente fenómeno en frecuencia son los trastornos sensitivos en forma de hormigueo que pueden afectar en mayor o menor extensión- varias partes el cuerpo, la cara o la lengua. Con menos frecuencia se pueden presentar son trastornos del lenguaje, habitualmente de tipo afásico.
En caso de que el aura incluya debilidad motora, se debe descartar una migraña hemipléjica. Los síntomas del aura inician normalmente con la afectación visual, seguida de la afectación sensitiva y, finalmente, los trastornos del habla; si bien se pueden producir en diferente orden. La duración de la mayoría de los síntomas es de una hora, aunque los motores suelen ser más prolongados.
3. Otras formas de migraña con aura
La migraña asociada a la hemiplejía se caracteriza por la aparición, junto con la cefalea, de hemiparesia o hemiplejía acompañada de afasia, estado confusional y/o parestesias que duran de horas a días, superando habitualmente la duración de la cefalea . Hay una forma esporádica y una familiar de herencia autosómica recesiva.
La migraña con aura del tronco del encéfalo afecta preferentemente los adolescentes del sexo femenino. Se trata de una cefalea de localización predominantemente occipital asociada a síntomas neurosensoriales: acúfenos, vértigo, hipoacusia, alteraciones del campo visual, diplopía, ataxia, parestesias bilaterales y, ocasionalmente, disminución del nivel de conciencia. El aura dura entre unos pocos minutos y una hora. En más del 80% de los casos existe historia familiar de migrañas.
Mucho menos frecuente es la migraña de retina, que asocia alteraciones visuales monoculares del tipo de ceguera y escotomas. Puede durar horas o días y la exploración ocular entre episodios es normal.
4. Cefalea tensional episódica
Junto con la migraña, esta es la cefalea más frecuente en la edad pediátrica. Se suele presentar a partir de los 10 años y, preferentemente, en niños y jóvenes del sexo femenino. Son de predominio vespertino y muy relacionadas con el cansancio físico y el estrés. El dolor es sordo y opresivo, de intensidad leve o moderada y de localización habitualmente holocraneal o en la nuca y, ocasionalmente, bitemporal o bifrontal. No se asocia a náuseas ni vómitos y, aunque puede cursar con fotofobia o fonofobia, nunca lo hace con las dos conjuntamente. La duración de los episodios puede oscilar entre 30 minutos y 7 días. Los conflictos personales, las actividades escolares y las situaciones de estrés en general pueden desencadenarla y/o empeorarla. Es frecuente la asociación a patología psicosomática (ansiedad, depresión, somatizaciones, etc.) y no es raro un trasfondo de problemas escolares, personales o familiares.
Se considera que se trata de una cefalea tensional crónica si la afectación supera los 15 días al mes, durante más de 3 meses.