Hoy en día, se habla cada vez más de cómo la fisioterapia ayuda a prevenir y tratar todas aquellas disfunciones del suelo pélvico que se dan en la mujer durante el embarazo, el postparto, menopausia, etc pero también es de gran ayuda en la prevención y recuperación en los pacientes que se ven sometidos a una cirugía de próstata.

Los hombres también tienen Suelo Pélvico

En el hombre; al igual que en la mujer, existe el suelo pélvico siendo la principal diferencia anatómica la presencia de pene, próstata y la no existencia de la hendidura a nivel miofascial para la vagina. En el caso del hombre, la uretra es más larga y se divide en prostática, membranosa y esponjosa.

La próstata es una glándula que se sitúa por debajo de la vejiga, delante del recto y que rodea la primera porción de la uretra (conducto que transporta la orina desde la vejiga al exterior). Tiene forma de castaña y su tamaño aumenta con la edad. Sus funciones son proteger a la vejiga de bacterias y microorganismos nocivos y producir gran parte de sustancias que componen el líquido seminal.

La patología que se relaciona con la próstata es: hiperplasia benigna de próstata (HPB), adenocarcinoma (cáncer) y prostatitis. Todas ellas pueden ser tratadas con farmacología, aunque en el caso del cáncer y la hiperplasia acaban finalmente con una extirpación de la próstata de forma radical o parcial y es aquí donde actúa de lleno la fisioterapia ya que cuando a un hombre le operan de próstata puede dañarse parte del esfínter uretral, quedando afectada la continencia.

¿Cómo ayuda la fisioterapia en la recuperación de la cirugía de próstata?

Aunque las técnicas quirúrgicas empleadas actualmente minimizan el riesgo de padecer secuelas posteriores (incontinencia urinaria, disfunción sexual), es fundamental la valoración por parte de fisioterapia de toda la región abdominopélvica. El objetivo preoperatorio será reducir las sesiones postoperatorias mediante:

  • Información al paciente del proceso, enseñar qué es su suelo pélvico y sus funciones.
  • Evaluar suelo pélvico, abdomen y postura de cara a potenciarlo y reentrenarlo al esfuerzo.
  • Pautar recomendaciones en cuanto a hábitos y postoperatorio previo a rehabilitación

Por ejemplo, en el caso de la hiperplasia benigna, en la que el crecimiento de la próstata genera síntomas como dificultad para iniciar la micción, chorro débil, goteo postmicción, urgencia… es importante evaluar en qué situación se encuentra esa región y si es necesario modificar algunos hábitos de cara a mejorar la sintomatología del paciente.

El tratamiento postquirúrgico (iniciará tras la retirada de la sonda) irá enfocado en la normalización de los tejidos, con el fin de mejorar la cicatrización y la función de los mismos; a la reeducación de toda la cavidad abdominopélvica para mejorar lo síntomas, si es que los presenta, así como para evitar posibles disfunciones en un futuro.

Unidad de Suelo Pélvico de OnelifeCenter