¿QUÉ OCASIONA REALMENTE TU DOLOR LUMBAR?
El dolor lumbar no específico corresponde al dolor o molestia localizada en la región lumbosacra, por debajo del margen costal y por encima del pliegue glúteo inferior, con o sin irradiación hacia el miembro inferior.
La prevalencia del dolor lumbar en la población general es mayor al 18%, y al menos el 80% lo ha sufrido alguna vez en la vida. De hecho, se considera la primera causa de discapacidad en todo el mundo, y en España en concreto, el dolor cervical y lumbar superaron incluso a la cardiopatía isquémica. Aunque la mayoría de los pacientes con dolor lumbar tienen un pronóstico favorable y mejoran en pocas semanas, un 15% de ellos desarrollan síntomas crónicos (con duración de más de tres meses). Los pacientes con dolor lumbar crónico son responsables de una importante proporción de costes en cuidados sanitarios relacionados con visitas médicas, comorbilidades y ausencia laboral . En Estados Unidos se estima que el dolor lumbar supone unos costes directos de 34 billones de dólares anuales y junto con otros costes indirectos puede llegar a los 100 billones.
En los última década mediante una diversidad de estudios, se ha sugerido la asociación entre factores psicosociales y los resultados en el tratamiento del dolor lumbar crónico en cuanto a dolor y funcionalidad. Estos factores incluyen, entre otros, a la kinesiofobia, el catastrofismo, la autoeficacia, la depresión o la ansiedad. Por tanto, dado el componente psicosocial que parece tener el dolor lumbar crónico inespecífico, sería interesante abordar dicha patología teniendo presentes los factores psicosociales y el componente emocional de los pacientes con el fin de obtener una mayor mejoría en ellos. En este punto, la educación al paciente se convierte en un pilar fundamental para manejar estos factores, con el fin de que no entorpezcan la recuperación de los pacientes, siendo por esto fundamental el vínculo entre profesional y paciente.
Actualmente, las guías clínicas para dolor lumbar crónico dejan en segunda línea de tratamiento u opción coadyuvante terapias como el masaje, la manipulación espinal, la acupuntura, la farmacología o la cirugía, colocando en primera línea de tratamiento el ejercicio, la educación y/o la terapia cognitivo-conductual. Lo que nos lleva a apreciar que la tendencia actual es involucrar al paciente en su recuperación y para ello es clave que adquiera un rol activo dentro de su tratamiento y que los profesionales sanitarios le aporten las herramientas necesarias para hacerlo.
Los modelos tradicionales de educación en patología músculo-esquelética se han centrado en la explicación de la anatomía, biomecánica o patoanatomía, con una perspectiva focalizada en el daño en el tejido y la desviación de los supuestos patrones normales de movimiento, los cuales hoy en día se sugiere que este tipo de abordaje quizás sean más interesantes en fases agudas del dolor, y que pierde su eficacia en procesos crónicos, ya que no son capaces de explicar los complejos mecanismos implicados en el dolor persistente, tales como sensibilización central, facilitación e inhibición, neuroplasticidad, cambios inmunes o endocrinos.
La mayoría de los pacientes con dolor lumbar se adhieren a la creencia de que su dolor está causado por factores biomecánicos y anatómicos, y una posible consecuencia es la evitación de actividades físicas, lo cual incrementa la morbilidad. Los profesionales sanitarios contribuyen fuertemente a la perpetuación de estas creencias; tanto es así, que solo una minoría se centra en las causas no físicas, desconocidas o complejas del dolor lumbar crónico.
En los últimos años han aparecido modelos de educación que se centran más en esta segunda perspectiva, basada en la explicación del fenómeno de dolor. El más representativo es el modelo de Educación en Neurociencia del Dolor o Pain Neuroscience Education (PNE), desarrollado por autores como Nijs, Moseley, Butler, Zimney o Louw. No obstante, no son métodos cerrados, sino que dependiendo de los autores nos podemos encontrar ligeras diferencias. En general, la base de estos métodos es la reconceptualización del dolor, centrándose en su neurofisiología, su neurobiología o su significado, de tal manera que el paciente entienda que el dolor no siempre indica daño tisular y que puede deberse a un mal procesamiento a nivel neural. Su objetivo final, por tanto, es la desensibilización del sistema neural y la disminución del estado de alarma.
Unidad de Fisioterapia