PARA TI, PACIENTE CON DOLOR CRÓNICO
Actualmente sabemos que el 23% de la población mundial sufre Dolor Crónico, pero que el 75% de estos pacientes no siguen un tratamiento específico pese a suponer entre el 40 y el 80% de las consultas médicas diarias según la SED (Sociedad Española de Dolor).
Aquellos que nos dedicamos al estudio y tratamiento del dolor crónico, creemos firmemente que en esta epidemia silenciosa queda mucho por saber pero también mucho por hacer, de forma que es urgente seguir investigando, informando y divulgando que se puede mejorar la calidad de vida dejando el dolor aparte, y se puede desde una perspectiva rigurosamente científica estableciendo sinergias profesionales, sumando vías terapéuticas.
Sí, es una enfermedad compleja, pero se producen avances cada día desde la investigación que aportan luz sobre las intervenciones que pueden ayudarte. Por todo ello, a ti paciente queremos hablarte, a ti que añoras una mirada de comprensión y creencia, que continúas buscando respuestas basadas en la verdad, a ti que te sientes solo/a en muchas ocasiones porque en algún momento lo denominaron «enfermedad invisible», a ti queremos decirte que existen armas para ayudarte en la lucha, para mejorar tu calidad de vida en el proceso y en muchas ocasiones conseguir resultados de mejora en tu experiencia dolorosa.
Lo que sabemos hasta hoy es que el Tratamiento Multidisciplinar es el método terapéutico con mayor sustento científico y esto no es otra cosa que un tratamiento llevado a cabo por diferentes profesionales y pacientes en conjunto, coordinados y utilizando el mismo lenguaje, tu lenguaje.
Hoy por hoy no hay otra manera, pero existe una, diferentes especialidades sanitarias trabajando de forma simultánea y tú como paciente asumiendo tu responsabilidad y compromiso en el proceso, podríamos decir que se trata de una «Pastilla Multicolor» cuya composición es:
50 mg de EL PROFESIONAL
Medicina (Unidad de Dolor y Farmacología)
Nutrición Clínica
Psicología Clínica
Educación en Dolor
Actividad Física
Terapias de Control Emocional
50 mg de EL PACIENTE
Rol Activo, determinación
Compromiso y constancia
Comunicación permanente
Aprendizaje, alumno incansable y riguroso
Responsabilidad y confianza
Ilusiones, objetivos alcanzables

Una vez tomada la «pastilla» e iniciado el tratamiento, todos asumimos que la complejidad del mismo deriva de que el propio dolor es un mecanismo regulado por el cerebro, estamos ante errores en el funcionamiento de las redes cerebrales que se han sensibilizado sin que nosotros lo sepamos, ya que nuestra consciencia tiene un dominio ilimitado de los sentimientos y lo repiten una y otra vez ante un mínimo estímulo como puede ser un «simple» roce.
De forma más sencilla y por si todavía no lo has escuchado, el dolor crónico es como una rueda de bicicleta, cuando está hinchada del todo puede llevarte sin problemas a tu destino pero si hay alguna fuga de aire, el neumático acaba desinflándose y tu viaje termina bruscamente.
Pero también conocemos que si existen influencias decisivas en la valoración del dolor, entre ellas están las emociones, y de esto somos conscientes cuando nos sentamos junto a ti y te miramos a los ojos mientras nos cuentas lo que sientes y cómo lo sientes, pero sobre todo cuando vemos cómo eso cambia a medida que esa pastilla multicolor va haciendo su efecto. Y es que las cosas no las vemos tal como son en la mayoría de ocasiones sino tal como somos o estamos nosotros en ese momento.
Las emociones nos guían y tienen una traducción física en las áreas límbicas del cerebro. Toda la actividad del cerebro límbico es tan física como la del pulmón o el corazón y tiene una base cultural y evolutiva. Las emociones son sistemas de defensa de la evolución. Si no te emociona algo no lo aprendes, así se registra el miedo, la ira… A través de la escala emocional de la memoria interpretas lo que te ocurre y aparece el resultado sobre cómo lo vives.
Por tanto, las emociones condicionan una parte de la intensidad y el carácter de los que nosotros calificamos como «dolor». Un cerebro alterado emocionalmente puede amplificar hacia un gran dolor lo que es en realidad una sensación de daño poco intensa.
Para todo ser humano, la sensación de daño causa estrés emocional, es una «colleja» para nuestro cerebro que hace que todo cambie ante la señal de peligro. Los nuevos conocimientos de neurobiología y las nuevas técnicas de imagen funcional como la resonancia magnética nos permiten observar la actividad cerebral cuando el cerebro está actuando y hemos visto como las personas que sufren dolor crónico tienen exactamente la misma actividad cerebral que las personas con dolor agudo. No se quejan sin motivo, no son actores, realmente sufren dolor, de lo que se quejan es cierto pero no se debe a un daño en su tejido sino a un error involuntario de nuestro cerebro en el análisis de este proceso, la causa es inconsciente, automática e involuntaria.
Pero todo tiene también un lado positivo y es que si son los impulsos nerviosos los que activan e intensifican los dolores crónicos, es decir, son uno de los mecanismos que inflan o desinflan la rueda de la bicicleta y las técnicas dirigidas a tratar de controlar las emociones y estados de ánimo entrenan el cerebro en la percepción que tiene respecto al dolor, se nos abre de nuevo una estrategia complementaria para añadir a la pastilla multicolor.
Es difícil precisar lo que estamos sintiendo pero se puede volver a aprender lentamente y de ahí la necesidad de entrenamiento a través de estas terapias, ya que cuando se sufre dolor crónico las emociones se agolpan y pelean entre sí hasta un punto que es difícil diferenciarlas, algunas pasan y se deslizan tan rápido que apenas las reconocemos y hay otras de las que huimos por miedo a que nos avasallen. Pero esto, por suerte, sí puede cambiar.
Tal y como decía Frederick Dodson:
«Cambia tu atención y cambiarás tus emociones.
Cambia tu emoción y tu atención cambiará de lugar»
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