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El Dolor Crónico

5 cosas que deberías saber sobre el Dolor Crónico:

  1. El dolor crónico pierde su funcionalidad como señal de alarma, y su capacidad de protección a corto plazo, para convertirse en una enfermedad; que en lugar de garantizar la curación o la recuperación frente a otros desequilibrios internos y/o del entorno (corte, golpe, mala digestión, excesiva acidez, pérdida de un familiar, separación, etc.). Favorece su persistencia y el mantenimiento de la experiencia desagradable que es el Dolor. Esta enfermedad afecta a más del 20% de la población en el mundo, y aproximadamente a unos 10 millones de españoles.
  2. No es necesario sufrir una lesión, daño en los tejidos (articulaciones, huesos, tendones, músculos, ligamentos, vísceras, etc.), o una enfermedad inflamatoria-degenerativa (espondilitis, artrosis, osteoartritis), para tener dolor crónico. De hecho, este hecho se da de forma muy frecuente, y personas sin ningún tipo de lesión sufren dolor crónico, como es el caso de la Fibromialgia, el Síndrome de Colon Irritable, el dolor en miembros que han sido amputados o Síndrome de Miembro Fantasma, el Síndrome de Fatiga Crónica, etc. Son las denominadas “enfermedades invisibles”.
  3. Pero también ocurre al contrario, y cada vez hay pruebas más sólidas de que muchas personas que sufren lesiones o daño en los tejidos (tendinitis, roturas, meniscopatías, hernias discales, etc.), así como algunas formas de alteraciones inflamatorias-degenerativas (artritis, osteoporosis, osteoartritis, tendinosis, etc.), no tienen Dolor. Esto nos lleva a la conclusión de que no existe una relación directa entre las lesiones o daño en los tejidos y el dolor, pues hay personas con daño que no tienen dolor y personas que tienen dolor y no tienen lesiones.
  4. Y es que el Dolor no sólo depende de cómo se encuentre nuestro físico o nuestros tejidos, sino que responde a un modelo llamado “modelo biopsicosocial”; es decir, depende de factores tanto biológicos, como psicológicos y sociales. De tal forma que la causa del dolor puede que sea diferente a la esperada:
  • Biológicos: referentes a la parte física y orgánica y parte de las alteraciones que ya hemos mencionado (lesiones musculo-esqueléticas, enfermedades degenerativas, alteraciones congénitas, etc.).
  • Psicológicos: experiencias desagradables a nivel emocional tales como ansiedad, depresión, estrés mantenido en el tiempo o varios eventos estresantes a lo largo de la vida, parecen predisponer a la aparición de dolor, y a la transición de dolor agudo a crónico, e incluso hacer que el efecto de tratamientos realizados habitualmente para el dolor (fisioterapia, fármacos, intervenciones quirúrgicas, etc.) no sea el esperado. Además, el dolor en sí mismo es una experiencia con consecuencias emocionalmente desagradables: frustración, ira, percepción de injusticia, desesperanza, autoculpa, etc.
  • Sociales: tanto eventos/experiencias (abuso, negligencia, bullying, rechazo social, etc.) como situaciones/contextos socialmente desfavorables (pobreza, problemas laborales, divorcio, pérdida de personas allegadas), pueden tener las mismas consecuencias que los factores emocionales.

5. No sólo eso, hay ciertos hábitos de vida que también han demostrado su influencia en la aparición y/o mantenimiento de un Síndrome de Dolor Crónico, los cuales han de ser tomados en consideración para su diagnóstico y abordaje: la inactividad física, los problemas del sueño, el alcohol y el tabaco, la dieta o la falta de vitamina D, entre otros.

En definitiva, como dijo la enfermera Margo McCaffery, pionera en el tratamiento del dolor: “dolor es todo lo que la persona con dolor diga qué es, existiendo dónde y cuándo esa persona lo diga” (1968). No se trata solo de mitigar el dolor con medicamentos o alguna otra técnica inmediata (manipulación, masaje, intervención quirúrgica, infiltración, etc.), sino de explorar a la persona que lo padece en todas sus dimensiones y abordar cada experiencia de manera única, así como lo es el Dolor y cada uno de nosotros.

 

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